La canción que traigo para compartir con ustedes la compuse hace alrededor de 40 años. En esa época me encontraba en Argentina y estudiaba Teologia en el Instituto Lumen Christi en la ciudad de Córdoba. En esa época, hubo un momento en que me planteé muchas cosas para llegar siempre a la misma conclusión: No nos compete más que soltarnos como arcilla en Sus manos y aceptar los procesos que Él guía en nuestras vidas mediante los acontecimientos. No nos compete más que reconocer que somos nada y colocar esa nada en sus manos para que Él nos forme, nos cambie, nos renueve, según Su voluntad.
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