Introduction:
Before starting with the text, it is important to make known the more general cultural aspects of the society where I live, because in my country, and I believe in many other countries of the Latin American region, there are very strong cultural differences with European, Canadian and American societies.
It is important to comment on this, because when commenting on the conflict generated by the writing, it is very possible that a person who is not from this region, does not understand the reason for the situation that narrates below.
Generally speaking, people in my country are very helpful and always or almost always, they support the weakest people. And although this has been lost a little with the new generations, it is still a very wide practice in our society.
That is why it is very common to see men giving the position to elderly women, pregnant women, or those who come with children and market bags on public transport, also in the case of queues of people waiting for attention at banks or other public services, grandparents, people with disabilities or pregnant women are not allowed to queue, but are given preference, so that they pass first.
Also, it is very common that greetings are given to people who are in an elevator, or that unknown people, many times lend themselves to carrying a heavy bag to an elderly lady or a woman, who is suffering with the weight of a load. And that, is a very common fact in our society, in this year 2024, despite the economic and social crisis that has existed in the country, where at a historical moment, these attitudes decreased, they are still maintained and practiced.
The story:
—Carolina, I'm leaving for downtown to get a replacement for the blender. —Said Roberto.
—You can stop by the market and bring me, a mayonnaise when you come. —
—Sure, honey, I'll bring it to you. If you need anything else, call me and let me know. — Commented Roberto.
—Perfect, and may it go very well for you. — Carolina said to Roberto, as she kissed him goodbye.
Roberto left the building and went to the bus stop. At the bus stop, he met up with a neighbour, who was also going downtown, and they waited together for public transportation, where they both got on and got an open seat, where they could sit and continue chatting, while the vehicle continued on its way. As usual, the public transport where Roberto was coming with the neighbour, was full, and there were people standing in the hallway, a situation that is very common.
At one of the stops that are on the bus route, we were some people waiting for public transport. Me, I was talking to an older lady that I got at the bus stop, when the bus arrived, I helped the lady on, and then I got on, me behind her. Once we got upstairs, Roberto greeted me when he saw me.
—Hello Rodolfo, how are you? — Roberto told me.
—Come on, little brother, how are you, how is the family? —
— All very well, brother. — Roberto answered as he was getting up from his post, and at that moment, Roberto turned to the lady, whom I had helped upstairs, and said to her.
—Ma'am, please sit here.—
But before the lady sat down in the booth that Roberto was giving her, a boy, who was listening to music with headphones, sat down in the booth. The lady's face was surprised, and at that moment I said to the lady, ‘‘Maybe because she's listening to music, she didn't hear that she was being given the position."
After the boy sat down, Roberto, touched his shoulder, and the boy took off his headphones, to talk to Roberto. At that moment, Roberto explained that he had given the position to the lady. However, the boy told her that the seat had become vacant and tried to put his headphones back on to listen to music, not caring about the comfort of the lady, or what had been communicated to him by Roberto.
But before he put on his headphones, the neighbour who was sitting with Roberto complained to him and told him that what he was doing was disrespectful, and ended up asking the boy if he didn't have a mother or an older woman at home. I, too, rebuked and complained to the boy, and after me, many people on the bus did the same, and complained to the boy, calling him rude down.
All of us present, we remained firm in the claim, until Roberto, very upset, told the boy: "You stop and give the position to the lady, or I'll stop you, and you're not going to like that’’.
Finally, the boy reluctantly stood up and rudely told the lady to sit down. Already at that moment, several of the men who were present, we were really very upset with the attitude of the boy, who tried to get off the bus rudely.
However, the boy was not allowed to get off the bus until he apologized to the lady and to Roberto's neighbour, since he had treated her badly.
After the boy apologized, almost everyone on the bus, including men and women, told him about respecting women and older people. In fact, a lady shouted at him that he should read Carreño's Manual of Urbanity and Good Manners.
That day, all the users who were on the bus, we had to stand firm in our position, with a rude and ill-mannered boy, what a disrespect for the rights ceded by a user to an elderly lady.
That boy with the attitude he had only had to fight or fly away, however; by keeping all the users firm and united, the boy, could not do either one or the other and finally got off the bus, with a collective class of urbanity and good manners, which may have taught him, and we hope it will be so, respect for women and the elderly.
Thanks for reading me.
Para leer en Español
Creative Nonfiction: Respeto, urbanidad y buenas maneras.
Antes de comenzar con el texto, es importante dar a conocer los aspectos culturales más generales de la sociedad donde vivo, debido a que en mi país, y creo en muchos otros países de la región latinoamericana, hay diferencias culturales muy fuertes con las sociedades europeas, canadiense y estadounidense.
Es importante comentar esto, debido a que cuando se comente el conflicto que genera el escrito, es muy posible, que una persona que no sea de esta región, no entienda la razón de la situación que narra más abajo.
En términos generales, las personas en mi país son muy serviciales y siempre o casi siempre, se apoyan a las personas más débiles. Y aunque eso se ha venido perdiendo un poco con las nuevas generaciones, sigue siendo una práctica muy amplia en nuestra en sociedad.
Por eso, es muy común ver a los hombres darle el puesto a las mujeres mayores, a las mujeres embarazadas, o las que vienen con niños y bolsas de mercado en el transporte público, también en el caso de las colas de personas que esperan atención en los bancos o en otros servicios públicos, no se permite que los abuelos, las personas con discapacidad o las mujeres embarazadas, hagan cola, sino que se les da preferencia, para que pasen primero.
También, es muy común, que se den saludos a las personas que están en un ascensor, o que personas desconocidas, muchas veces se presten a llevar una bolsa pesada a una señora mayor o a una mujer, que se ve sufriendo con el peso de una carga. Y eso, es un hecho muy común en nuestra sociedad, en este año 2024, a pesar de la crisis económica y social que ha existido en el país, donde en un momento histórico, disminuyeron estas actitudes, se siguen manteniendo y practicando.
—Carolina, voy saliendo para el centro a buscar un repuesto para la licuadora. — Dijo Roberto.
—Puedes pasar por el mercado y traerme, una mayonesa cuando vengas. —
—Claro, cariño, te la traigo. Si necesitas algo más me llamas y me avisas. — Comentó Roberto.
—Perfecto, y que te vaya muy bien. — Le dijo Carolina a Roberto, mientras le daba un beso al despedirlo.
Roberto salió del edificio y fue camino a la para del autobús. En la parada, se consiguió con una vecina, que también iba al centro, y esperaron juntos el transporte público, donde ambos subieron y consiguieron un puesto libre, donde pudieron sentarse y seguir conversando, mientras el vehículo seguía su camino. Como ocurre normalmente, el transporte público donde venía Roberto con la vecina, se llenó, y había gente de pie en el pasillo, situación que es muy común.
En una de las paradas que están en la vía del autobús, estábamos unas personas esperando el transporte público. Yo, estaba hablando con una señora mayor que me conseguí en la parada, al llegar el autobús, ayudé a subir a la señora, y después subí, yo detrás de ella. Una vez que subimos, Roberto al verme me saludo.
—¿Hola Rodolfo, cómo estás? — Me dijo Roberto.
—Épale hermanito, ¿Cómo estás, cómo está la familia? —
—Todo muy bien hermano. — Contesto Roberto mientras se levantaba de su puesto, y en ese momento, Roberto se dirigió a la señora, que yo había ayudado a subir, y le dijo.
—Señora, por favor siéntese aquí.—
Pero antes, de que la señora sentara en el puesto que le estaba cediendo Roberto, un muchacho, que estaba escuchando música con unos auriculares, se sentó en el puesto. La cara de la señora fue de sorpresa, y en ese momento le dije a la señora, ‘‘A lo mejor como está escuchando música, no escuchó que le estaban dando el puesto’’.
Después de que el muchacho se sentó, Roberto, le tocó el hombro, y el muchacho se quitó los auriculares, para hablar con Roberto. En ese momento, Roberto le explicó que le había dado el puesto a la señora. Sin embargo; el muchacho le dijo que el asiento había quedado libre y trató de ponerse de nuevo los auriculares para escuchar música, sin importarle la comodidad de la señora, ni lo que se le había comunicado por parte de Roberto.
Pero antes de que se pusiera él los auriculares, la vecina que estaba sentada con Roberto, le reclamó y le dijo que era una falta de respeto lo que él hacía, y terminó preguntándole al muchacho, si él no tenía una madre o una mujer mayor en su casa. Yo, igualmente, increpé y le reclamé al muchacho, y después de mí, mucha gente del autobús hizo lo mismo, y le reclamó al muchacho diciéndole de mal educado para abajo.
Todos los presentes, nos mantuvimos firmes en el reclamo, hasta que Roberto, muy molesto, le dijo al chico: ‘‘Te paras y le da el puesto a la señora, o te paro yo, y eso no te va a gustar’’.
Finalmente, el muchacho, se paró de mala gana y le dijo a la señora de manera grosera que se sentara. Ya en ese momento, varios de los hombres que estábamos presentes, realmente nos encontrábamos muy molestos con la actitud del muchacho, que trató de bajarse del autobús de manera grosera.
Sin embargo; no se dejó al muchacho bajarse del autobús, hasta que se disculpara con la señora y con la vecina de Roberto, ya que le había realizado un mal trato.
Después de que el muchacho se disculpó, casi todas las personas que estaban en el autobús, entre ellos, hombres y mujeres, le hablaron sobre el respeto hacia las mujeres y hacia las personas mayores. De hecho, una señora le gritó que debía leerse El Manual de Urbanidad y Buenas Maneras de Carreño.
Ese día, todos los usuarios que estábamos en el autobús, nos tuvimos que mantener firme en nuestra posición, con un muchacho grosero y mal educado, qué irrespeto los derechos cedidos por un usuario a una señora mayor.
A ese muchacho con la actitud que tenía solo le quedaba, pelear o salir volando, sin embargo; al mantenernos todos los usuarios firmes y unidos, el muchacho, no pudo hacer ni una cosa ni la otra y, finalmente salió del autobús, con una clase colectiva de urbanidad y buenas maneras, que tal vez le haya enseñado, y esperemos que sea así, el respeto hacia las mujeres y a las personas mayores.
Gracias por leerme.