Aprender a amarnos realmente, es poder entender que esas circunstancias, por más idílicas que sean, cuando nos lastiman, no son el camino. Quedarnos atascados por miedo a volver a equivocarnos o a no saber que esperar, solo nos aísla a nosotras del mundo, no al otro, a quien decide marchar por otro lado. Muchos pueden identificarse con estas palabras de duelo, pero pocos con la madurez de afrontar un nuevo destino. Gracias por compartirlo, estoy segura que a muchos les hará re-evaluar cosas.