Una vez más, estoy aquí participando del concurso Observa, Piensa y Escribe de TopFiveFamily, basado en la imagen que acompaña este post, la cual es propiedad de @lanzjoseg. Aquí les dejo el Vínculo al concurso para los que se animen a participar de esta maravillosa propuesta. Gracias a @topfivefamily por mantener esta iniciativa y hacerlo con atractivas propuestas en cada ronda, igualmente gracias a @lanzjoseg.
''֍֎֎[Un juguete una alegría]֍֎֎'''
Tengo una niña pequeña que aún no comprende bien, lo que es un juguete, espero muy pronto comience a disfrutar de ellos como lo hizo su padre cuando chico.
Yo nací en la década de los 80 del siglo pasado, en esa época en Cuba, a los niños se le daba una tarjeta con números, para compras, aún se les entrega, jeje. Solo que ahora muy pocos productos se les vende por esa tarjeta.
Pero en mi niñez se podía comprar anualmente un juguete con ella, se imaginan la alegría que aquello representaba para cualquier niño. Principalmente, los hijos de trabajadores y campesinos que no podían comprar juguetes liberados, que eran mucho más caros que los de la tarjeta.
Yo fui uno de esos niños, no me quejo de mi niñez, y menos de las limitaciones de tener muchos juguetes. Bueno, no tuve muchos juguetes originales o de fábrica. Pero sí, cientos de juguetes hechos por mí. Recuerdo que los fabricaba de trozos de madera. Lo mismo hacía un camión para cargar tierra, que una aplanadora con ruedas de latas de leche y con esa lata rajada a la mitad hacía mi escaladora. Era tan grande mi flota de carros criollos que mi casa siempre estaba llena de chicos de mi edad que venían a jugar.
Pero regresando a la alegría del juguete nuevo, recuerdo que por muchos años desee que mi mamá me comprara un tren de cuerdas que venía con sus líneas. Pero nunca los había cuando me tocaba comprar con la tarjeta. Sin embargo, justo cuando tenía 9 años y me correspondía comprar, me entero frente a la tienda que había sacado trenes, de esos que había añorado desde bien pequeño. Yo daba enormes saltos de alegría, por fin mi mamá podría comprármelo. Ya a puntos de entrar a mi turno, llegó una señora con su hijo en una silla de ruedas y pide el último por impedidos.
No había nadie delante como impedido, pero era la misma cola para impedidos y para mujeres embarazadas, y acababa de entrar una embarazada. Así que le tocaba entrar a mi mamá y luego a la señora. Mientas duraba la corta espera, le digo a mi mamá, mami recuerda que lo que quiero es el trencito. El niño que estaba en la silla de ruedas dice inmediatamente a su mamá. Mami, yo también quiero un trencito. Igual que el de mi amiguito fulanito, digo fulanito, pues, es una frase que usamos los cubanos cuando no recordamos los nombres de alguna persona.
En ese momento aquellas palabras no significaron nada, era un deseo compartido y nada más. Llego nuestro turno y entramos, yo iba dando brincos de alegría, imagino que mis ojos brillan de felicidad, desde que pisé dentro de la tienda, miré para el estante del fondo de la dependienta y le dije a mamá ese, ese es el tren que quiero. La dependienta baja su cabeza, mira debajo del mostrador y dice. Mira que tienes suerte es el último que queda. Te llevas precisamente ese que viste en el estante. Yo sonreía y salió espontáneamente una frase de mi boca “yupi” no sé qué significa, pero la decía mucho cuando niño. Creo que la aprendí de los muñes de Banner y Flappy.
Mientras la dependienta lo recogía del estante y lo colocaba en su caja, yo daba vueltas y brincos de alegría. En una de esas vueltas, quedé de frente a la puerta de cristal que daba acceso a la tienda y vi al niño de la silla de ruedas y recordé que él también quería un tren. Sentí que mi corazón se contrajo y casi sin poder hablar le dije a mi mamá. Mami ya no quiero el tren. Quiero ese avión, mi mamá me miro y me dijo, pero como no quieres el tren, si no hacías más que hablar de eso. No te preocupes por su precio que yo traigo el dinero.
Ella creyó que yo hacía eso porque me había percatado que el precio del avión era mucho menor que el precio del tren más, menos de la mitad y yo sabía sumar y restar muy bien. Ella, mi mamá y la dependienta insistieron, pero yo me aferré al avión, aludiendo que era un avión de guerra. Fue mucho tiempo después que le dije a mi mamá la verdadera razón. Un día ella conversando con la dependienta de la tienda le contó que yo había renunciado a mi sueño de un tren por dejarle la oportunidad al niño discapacitado. Ella se sorprendió por mí actuar y le dijo, pero porque él no dijo nada. En el almacén había más. Ella hubiera hablado con el almacenero.
Nunca pude tener mi tren con líneas. Pero me sentí muy satisfecho con lo que había hecho. Años más tarde mi mamá me contó lo que le había dicho, la dependienta, no me lo dijo antes para no entristecerme, pues había perdido la oportunidad por no hablar. Por no contar la verdad de porque renunciaba al trencito. Prefería que me sintiera orgulloso de haber cedido el juguete, pero si me decía que pude haber tenido el mío sin afectar el de aquel niño, de seguro me iba a sentir frustrado. La verdad es que yo me sentía un niño dichoso de poder hacer mis propios juguetes, aún fueran rústicos, los disfrutaba desde su fabricación, hasta que se destruían de tanto jugar.
Aquel día no obtuve mi juguete, pero sí una inmensa alegría. Y nunca me arrepentí de ese gesto, incluso después de saber que había podido tener uno para mí, si hubiera contado por qué renunciaba al que me tocaba. Yo me sentía feliz al saber que aquel niño era feliz con su tren. Imaginaba la alegría que sentiría al cogerlo en sus manos. Él, me imagino, nunca supo lo que había hecho, al menos las razones por que lo había hecho. Pero una cosa sí supo. Que era el último que quedaba y había tenido suerte porque el niño que había entrado antes que él después de pedirlo cambió obstinadamente de opinión y escogió otro juguete. Un juguete siempre hará feliz a un niño, aún no sea el que deseaba y yo soy testigo, pues disfruté mucho mi avión de juguetes.
A los que llegaron hasta el final, gracias por leer.
Una vez más al creador de esta iniciativa y a sus colaboradores, gracias por darme la oportunidad de participar y por ser en varias ocasiones seleccionado entre los ganadores.
Por último, a todos los participantes éxitos 🙌.
Contenido original, escrito por mí para este concurso.
Imagen de @lanzjoseg compartida para este concurso.