Hola, comunidad 💫
Es un honor poder compartir con ustedes mi primer #TBT aquí, y quiero hacerlo desde lo más profundo de mi corazón. Esta es una historia que, para mí, representa muchísimo y deseo que también inspire a quienes están luchando con adversidades, para que recuerden que pueden superar cualquier obstáculo.
✨ Esta semana celebro el aniversario de haberme recibido de Licenciada en Comunicación Social con mención en Periodismo, un logro que significa mucho más que obtener un título profesional; fue una victoria sobre los desafíos que la vida me puso.
Mi historia comenzó en un pequeño estado agrícola de Venezuela, llamado Portuguesa. A los 18 años me fui a Caracas, la capital, a estudiar en la Universidad Central de Venezuela. Era mi primer gran paso, llena de ilusiones y con la convicción de que mi vida se abriría en esa ciudad. Sin embargo, la vida me sorprendió rápidamente: conocí a alguien, quedé embarazada, y debido a las costumbres y presiones familiares, me casé siendo muy joven. Como madre y esposa, los estudios quedaron en pausa. Los comentarios no ayudaban: "Tenías tanto potencial", "Eras tan estudiosa…". Como si el hecho de ser madre hubiese apagado todas mis posibilidades.
Después de dos años, mi matrimonio terminó en una separación muy complicada. Estaba embarazada de mi segunda hija, enfrentando críticas y luchando para demostrarme que podía salir adelante. Fue entonces cuando la posibilidad de retomar mis estudios apareció y la abracé sin dudarlo. Me inscribí para estudiar en horario nocturno y así poder trabajar de día. Sin embargo, poco después me llamaron de la universidad: el horario nocturno no iba a abrirse debido a la baja matrícula, y al escuchar la noticia me derrumbé. Recuerdo cómo le conté mi situación al director de la universidad, José Sandoval, quien me escuchó con empatía y me propuso algo inesperado: una beca de trabajo en la biblioteca. Gracias a esta beca, pude estudiar, pero con la condición de mantener un promedio de 18 sobre 20 para conservarla.
Fue un reto enorme. Debía cumplir con mis estudios y al mismo tiempo cuidar de mis dos pequeñas, muchas veces llevándolas a la universidad porque no tenía quien las cuidara. En cada semestre hubo momentos en que pensé que no podría continuar. Hubo desafíos enormes: mi padre fue asaltado, mis hijas enfrentaron enfermedades, una de ellas con diagnóstico de mononucleosis que los médicos temían que fuera leucemia. Pero aún así, cada vez que me sentía al borde de abandonar, pensaba en lo lejos que había llegado y en el compromiso que había hecho conmigo misma.
Un día, poco antes de mi graduación, recibí una llamada de la profesora Carmen de Querales, encargada del área de Bienestar Estudiantil. Me pidieron que asistiera a la universidad para hablar sobre mi graduación, y mi mente comenzó a pensar en todo lo que podía haber hecho mal, si acaso me faltaba algún requisito o algún papel. Al llegar, me encontré con la profesora Rosa Pineda y varias otras profesoras. Al verme, Rosa me felicitó y me dio una noticia que me dejó sin palabras: tenía el promedio más alto entre los 800 graduandos de mi promoción, lo que significaba que me graduaría con honores, Cum Laude, una distinción académica que hacía que mi toga y birrete fueran blancos.
Para ese momento, hasta pagar el paquete de grado fue otro obstáculo, porque el costo era altísimo. Mis padres lograron ayudarme, y todavía, cuando veo esas fotos, no puedo evitar emocionarme y recordar cada sacrificio que hubo en ese camino. Muchas de esas fotos están borrosas porque la emoción me vencía mientras capturaba cada momento, pero igual quiero compartirlas para que sean ustedes también parte de todo lo que significó.
Al final, llegó el gran día, y una de las emociones más fuertes fue cuando me dijeron que debía dar el discurso de graduación, frente a un auditorio de cinco mil personas, la capacidad máxima del recinto. Al pararme en el podio y ver aquella cantidad de personas, sentí que mi voz no saldría. Inspiré profundamente y me aferré a las tarjetas de protocolo con los nombres de las autoridades que debía saludar. Y, bueno… El primer nombre me salió como el mismísimo Gallo Claudio. 😂
Otro detalle que lamento es que no pude llevar a mis hijas, ya que en principio no se permitían niños, aunque luego me enteré que algunas familias sí los llevaron. Ellas vivieron este logro por fotos y videos, y me hubiera encantado tenerlas conmigo en ese momento.
Hoy comparto esta historia con ustedes, no por ego o vanagloria, sino porque sé que del otro lado hay alguien que, como yo, puede estar enfrentando una adversidad o sintiéndose sin apoyo. Quiero decirles que es posible superar cualquier obstáculo. Recuerda que si enfocas tu fuerza en tus metas, si te aferras a tus sueños y a tu fortaleza interior, puedes lograr lo que te propongas.
Cuando siento que algo es demasiado difícil, vuelvo a ese momento, cuando sostuve mi título y pronuncié mi discurso. Ese recuerdo es un recordatorio de que querer es poder. Confía en ti, confía en tu fortaleza y enfócate. ¡Tú también puedes alcanzar tus sueños!
Hello, 💫 community.
It's an honor to be able to share with you my first #TBT here, and I want to do it from the bottom of my heart. This is a story that, to me, represents so much and I want it to also inspire those who are struggling with adversity to remember that they can overcome any obstacle.
✨ This week I celebrate the anniversary of graduating with a degree in Social Communication with a minor in Journalism, an achievement that means much more than obtaining a professional degree; it was a victory over the challenges that life put in front of me.
My story began in a small agricultural state in Venezuela, called Portuguesa. At the age of 18 I went to Caracas, the capital, to study at the Central University of Venezuela. It was my first big step, full of illusions and with the conviction that my life would open up in that city. However, life surprised me quickly: I met someone, got pregnant, and due to family customs and pressures, I got married at a very young age. As a mother and wife, studies were put on hold. The comments didn't help: “You had so much potential”, “You were so studious...”. As if the fact of being a mother had extinguished all my possibilities.
After two years, my marriage ended in a very complicated separation. I was pregnant with my second daughter, facing criticism and struggling to prove to myself that I could make it. It was then that the possibility of resuming my studies appeared and I embraced it without hesitation. I signed up to study at night so that I could work during the day. However, shortly after, I got a call from the university: the night schedule was not going to open due to low enrollment, and upon hearing the news I collapsed. I remember how I told my situation to the director of the university, José Sandoval, who listened to me with empathy and proposed something unexpected: a scholarship to work in the library. Thanks to this scholarship, I was able to study, but with the condition that I had to maintain an average of 18 out of 20 to keep it.
It was a huge challenge. I had to fulfill my studies and at the same time take care of my two little girls, many times taking them to the university because I had no one to take care of them. Every semester there were times when I thought I would not be able to continue. There were huge challenges: my father was assaulted, my daughters faced illnesses, one of them was diagnosed with mononucleosis, which doctors feared was leukemia. But still, every time I felt on the verge of giving up, I thought about how far I had come and the commitment I had made to myself.
One day, shortly before my graduation, I received a call from Professor Carmen de Querales, in charge of Student Welfare. I was asked to come to the university to talk about my graduation, and my mind began to think about everything I might have done wrong, if I was missing any requirements or papers. When I arrived, I met Professor Rosa Pineda and several other professors. Upon seeing me, Rosa congratulated me and gave me news that left me speechless: I had the highest average among the 800 graduates of my class, which meant that I would graduate with honors, Cum Laude, an academic distinction that made my cap and gown white.
By that time, even paying for the degree package was another hurdle, because the cost was sky-high. My parents managed to help me, and still, when I look at those photos, I can't help but get emotional and remember every sacrifice along the way. Many of those photos are blurry because the emotion overcame me as I captured every moment, but I still want to share them with you so that you can also be part of all that it meant.
Finally, the big day arrived, and one of the strongest emotions was when I was told that I had to give the graduation speech in front of an auditorium of five thousand people, the maximum capacity of the venue. When I stood at the podium and saw that number of people, I felt that my voice would not come out. I took a deep breath and held on to the protocol cards with the names of the authorities I was to greet. And, well... The first name came out to me as Rooster Claudius himself. 😂
Another detail that I regret is that I could not bring my daughters, since in principle children were not allowed, although later I found out that some families did bring them. They lived this achievement through photos and videos, and I would have loved to have them with me at that moment.
Today I share this story with you, not out of ego or vainglory, but because I know that on the other side there is someone who, like me, may be facing adversity or feeling unsupported. I want to tell you that it is possible to overcome any obstacle. Remember that if you focus your strength on your goals, if you hold on to your dreams and your inner strength, you can achieve whatever you set your mind to.
When I feel that something is too difficult, I go back to that moment, when I held my degree and delivered my speech. That memory is a reminder that will is power. Trust in yourself, trust in your strength and focus - you too can achieve your dreams!
Foto/Foto por : @esperanzalandia
Edición/Editado por @esperanzalandia
Traducido con/ Translated with: Deepl
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