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A las cinco en punto estoy en la puerta de la oficina, lista para salir. Con un ademán y una sonrisa me despido de Elena, quien es la encargada de la biblioteca a estas horas de la tarde. Sin esperar mucho más, salgo del edificio, cojo un taxi para regresar a casa.
Sin mentira y apoyando la teoría de Marga de que algo le pasa a su amiga, Natasha está en el frente de la casa esperándola. «¿Pero qué se trae esta entre manos?», piensa Márgaret. Pero como no quiere suponer mucho, no le pregunta nada y solo la saluda.
Ambas se abrazan, se dan un beso y sin mucho hablar caminan una tras de la otra al interior de la casa. Cuando nuestra editora pone un pie dentro, su querida amiga salta de la emoción y la toma de la mano, arrastrándola hacia donde ella quiere.
―Es de infarto, querida. Lo vas a amar. Ven, apura.
Marga solo puede sonreír, cuando algo se le mete en la cabeza, no hay quien la pare. Y para ser sinceras, su amiga conoce muy bien sus gustos, Pero eso jamás se lo diría, luego no habría manera de quitársela de encima.
Cuando llegan al cuarto, hay una caja beige sobre la cama. ¡No lo puedo creer!, compró un vestido de marca. Los ojos van directo a los de su amiga.
―Pero tú estás loca, niña. ¿Cómo vas a gastar tanto en un vestido? Apenas vamos saliendo de las deudas y viviendo cómodamente, como para que te permitas estos excesos. ―Se coloca la mano en la frente, mientras respira para calmarse―. En serio, Nati, no sé qué voy a hacer contigo.
―Amarme, pedazo de boba. Eso es lo que vas a hacer. Te aseguro que no gasté ni una sola locha por este vestido.
―Sí, claro. Y yo me chupo el dedo ―contesta irónicamente.
―¡Ay cascarrabias, termina el rollo! ¡Ábrelo yaaaaaaa!, quiero ver tu cara. Vamos, vamos.
Marga abre la caja y está el vestido rojo más despampanante que haya visto jamás. Su talla perfecta, el corte perfecto, el escote correcto, elegante, delicado y sensual. Una combinación soberbia. Pero… ¿No sería mucho vestido para una ocasión tan trivial?
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―Amiga, esto es demasiado. De verdad, gracias. Aunque no sé cuánto nos cueste pagarlo, pero qué vestido. Estoy emocionada. Aunque me parece que es demasiado para la ocasión de hoy. No debiste.
―Ni un ocho cuarto. Báñate y póntelo. Te verás divina y arrasadora. Estamos a tiempo, así que manos a la obra.
En menos de una hora se dieron un baño, se vistieron, se maquillaron como los ángeles, se peinaron. Han quedado como dos hermosas y provocativas mujeres listas para cualquier misión. La de esta noche: presentación del libro de su autor Fernando. Allí vamos.
English VersionChapter 14. Here we go
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At five o'clock I am at the office door, ready to leave. With a wave and a smile I say goodbye to Elena, who is in charge of the library at this time of the afternoon. Without waiting much longer, I leave the building and take a cab home.
No lie and supporting Marga's theory that something is wrong with her friend, Natasha is at the front of the house waiting for her. "But what is this one up to?" thinks Márgaret. But not wanting to assume too much, he doesn't ask her any questions and just greets her.
The two embrace, give each other a kiss and without much talking walk one after the other into the house. When our editor sets foot inside, her dear friend jumps with excitement and takes her by the hand, dragging her to where she wants to go.
―It's heart-stopping, my dear. You're going to love it. Come on, hurry up.
Marga can only smile, when something gets into her head, there's no stopping her. And to be honest, her friend knows her tastes very well, but she would never tell her that, then there would be no way to get her out of her mind.
When they get to the room, there's a beige box on the bed.I can't believe it, she bought a brand name dress. The eyes go straight to her friend's eyes.
But you're crazy, girl. How can you spend so much on a dress? We're just getting out of debt and living comfortably, so you can't afford these excesses. -She puts her hand on her forehead, while breathing to calm herself down. Seriously, Nati, I don't know what I'm going to do with you.
— Love me, you silly girl. That's what you're going to do. I assure you I didn't spend a single penny for this dress.
— Yes, of course. And I suck my thumb," he answers ironically.
— Oh, you curmudgeon, finish the roll, open it now, I want to see your face. Let's go, let's go.
Marga opens the box and there is the most stunning red dress she has ever seen. The perfect fit, the perfect cut, the right neckline, elegant, delicate and sensual. A superb combination. But... Wouldn't it be too much dress for such a trivial occasion?
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— Girlfriend, this is too much. Really, thank you. Although I don't know how much it will cost us to pay for it, but what a dress. I'm excited. Although I think it's a little too much for today's occasion. You shouldn't have.
―Not even an eight-quarter. Take a bath and put it on. You'll look divine and stunning. It's not too late, so let's get to work.
In less than an hour they took a bath, got dressed, made up like angels, and combed their hair. They looked like two beautiful and provocative women ready for any mission. Tonight's mission: presentation of their author Fernando's book. Here we go.
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