Al parecer tomé el cruce equivocado esta mañana. Me vi atrapado en un callejón oscuro, sin salida y lo único que pude hacer fue golpear el volante mientras maldecía.
Iba rumbo a la oficina para una reunión de socios. Ahora llegaría tarde. Mi teléfono no tenía señal, como si fuera el callejón el triángulo de las Bermudas. Era imposible avisarles.
Como si mi golpe hubiese sido el culpable, automáticamente el automóvil se apagó y dejó de funcionar. Intenté hacerlo arrancar, pero el ruido del motor ahogado me hacía sentir más estresado.
Dejé de intentar y los relámpagos partían el cielo para sumarse a la fiesta de mi desgracia.
Entonces levanté la mirada y una pequeña cafetería estaba frente a mí. No la había visto antes.
Me bajé del automóvil y corrí al lugar buscando señal o un teléfono. Todo parecía antiguo. La mujer de la barra era ciega. Sus ojos blancos y aspecto tenebroso del lugar me hicieron estremecer.
La camarera me invitó a sentarme. En cuanto toqué la silla olvidé todo, problemas, contratiempos, estrés.
El aroma del café recién hecho me hizo sentir como en casa. La camarera lo dejo y me dijo que podía pedir un deseo mientras lo bebía.
Juro que no creo en esas cosas. Pero, mientras mi cuerpo y mente flotaban en un éxtasis degustando esa deliciosa taza de café, cerré los ojos y mi mente repitió: ¡Deseo tener un día exitoso!
Cuando abrí los ojos, me encontraba en el automóvil frente a la oficina. Me sentía confundido, pero pensé que había sido un sueño, de esos que se tienen cuando estás despierto.
Abrí la puerta para bajarme del automóvil y en el tablero, todavía caliente, se encontraba la taza vacía de aquel delicioso café.
Saludos amigos! Esta es mi participación. Incito a participar a el duo dinámico @annafenix y @brujita18