¡Ay de mí, que por amar tanto, termino con el corazón afligido!
Traicionada por aquel que ame mucho, con dolor y traición termino.
Nunca diste la cara, pero hoy recibo tu carta de su amor fingido,
y con ella mi corazón se llena decepción y desencanto, por lo leído.

Yo que creía en su amor puro y leal,
veo como se convierte el mismo, en engaño y desencanto,
Mi, mente y mi corazón, nunca imaginaron, cómo aquel que tanto amaba
era un mezquino con corazón inmundo y podrido.

Más yo me veo y me siento, mujer noble y valiente,
cuya dignidad por ti, jamás será manchada.
Aprende bien mediocre imberbe, que el verdadero amor es el que se sustenta,
el respeto, la fidelidad y dignidad de aquel a quien se ama.

Respondo su patética carta, con versos de verdad infinita,
en ellos recalco lo vacío de su amor traicionero.
Pobre de usted, hombre sin ética y moral, ya que jamás sabrá amar con dignidad, por lo que siempre será un ser patético.

Mi despedida será elegante, digna y sutil,
Pues no deseo rebajarme a su nivel.
Desde muy adentro te digo, que eres mediocre, traicionero e infiel.
Y aunque suene grosero te diré, que cuando vea un retrete de usted me acordaré.

Adiós, amor cruel de corazón impuro, del cual ya no quiero saber.
Te diré que lejos de frustrarme, buscaré una pareja de verdad,
que esté en la vida conmigo, me ame comparta y sea fiel
y que nuestro corazón y almas unidos, florezcan en el amor y la unidad como un vergel.

Así me despido, con gracia, dignidad y valor,
de aquel que me ha herido con su falsedad, infamia y traición.
Y al mediocre al que le escribo, le digo de corazón,
que de él y su recuerdo al retrete envío yo.