Son meros reflejos, sencillamente la recurrencia de sus cerebros que les complace que se vean así. Físicamente, conservan la longevidad que les ha dejado el tiempo. Sus caras siguen acartonadas. La magia de la fuente es cómplice de sus cerebros. Pronto, al separarse de la fuente y al verse en un espejo, se darán cuenta de que son las mismas.
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