Vi ese par de panes e inmediatamente me acordé de una famosa panadería que no sé si aún existe. Se encontraba bajando la Av. Baralt en Caracas. En madera y en bajo relieve, en la entrada del edificio donde se encontraba la panadería, sé leía «PANADERÍA EL TORBES “al pie del horno”».

El Torbes, era una de esas panaderías que no necesitaba publicidad, o llegabas por los aromas o por la recomendación de un amigo. Yo fui uno de esos que llegué por los aromas.

Al entrar el ambiente era de madera, todo al estilo andino. Allí podríamos encontrar una variedad de estilos de panes como los famosos «camaleones», el «pan de maíz», el «tradicional pan andino»; y de las formas típicas, sea cemita, cema grande, largo…, y que no se me olvide mencionar el «aliñado de forma cuadrada» que use por muchos años para hacer mis sandwiches.

A la salida, encontraba a otros vendedores de apariencia andina que vendían «mantequilla, queso de año, queso ahumado y de mano». Y los bocadillos de guayaba «esos que vienen envueltos en hoja de plátano». Por lo general, pero no muy seguido, me daba un gustito y compraba un camaleón, queso ahumado y bocadillos. Con esos elementos, a los camaleones los rellenaba con el bocadillo de guayaba y unas lonjas de queso ahumado, «les confieso que para mí eso es una delicia».

Soy un peregrino de tomar una buena taza de café caliente con un trozo de pan fresco. Aquí en Toronto he encontrado una singular panadería que hace pan de trigo. Eso me recuerda las arepas de harina de trigo que hacen en Venezuela. Dios mío, «se me hizo agua la boca…».

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