Tomás y su mamá, estaban en el veterinario llevando a Castor que se sentía muy mal. Castor era un perro un pasto alemán enorme, y había estado con la familia desde hace cinco años, fue un regalo para Tomás de su tío cuando cumplió cinco años, y Castor, se hizo desde ese momento el mejor amigo de Tomás, y no solamente eso, ya que desde que era cachorro, Castor se ganó el amor de toda la familia.

—Señora, el perro está luchando por su vida, lo mordió una víbora, ya le pusimos suero antiofídico, además de otros medicamentos, pero realmente no creo que se salve. Solo queda esperar a ver si el tratamiento funciona y el perro se salva. — Comentó el Veterinario.

La madre de Tomás, fue a donde estaba su hijo, le tomó las manos y le explicó la situación de la salud de Castor.

—No te preocupes mama, Castor es muy fuerte y va a sanar pronto. — Dijo Tomás lleno de esperanza.

—Esperemos que sane Tomás, pero debemos también tener claro, que es posible que Castor no despierte y se vaya al cielo. — Dijo la mamá de Tomás.

En ese momento, Tomás se recordó del momento en que su abuelo murió y se fue al cielo, y nunca más lo vio. Al darse cuenta de esa situación, Tomás, salió corriendo del consultorio y se fue hacia la camioneta de su familia y se puso a llorar.

—¿Qué te pasa niño, por qué lloras? — Le preguntó a Tomás, un señor mayor y muy grande, con rasgos indígenas.

Tomás le contó al señor lo que le pasaba y la situación de Castor. El señor indígena lo miró y le dijo, —Debes pedir al Eterno que lo cure, sabes, cuando en mi pueblo pedimos por la salud de un amigo, un familiar o un animal querido, lo hacemos con alegría, nos lo imaginamos con nosotros, sano, amigable, alegre y así le enviamos esa energía a la persona o el animal que la necesite y así se restablece, eso no es parte de nuestra espiritualidad y siempre funciona. — Le dijo el abuelo indígena, mientras se despedía de Tomás.

Tomás y su mamá dejaron a Castor en la clínica veterinaria, y se fueron a la casa, con la promesa de venir al día siguiente a visitar a Castor y ver como seguía con el tratamiento. En la noche, después de la cena, Tomás estaba en el patio de su casa con su vecina Sofía, que había ido a visitarlo con su mamá, y cuando ellos se sentaron en la grama a conversar, Sofía le dijo a Tomás, —Mira, una estrella fugas, pide un deseo antes de que dejes de verla y se te dará. —

Tomás vio a la estrella pasar por el frente de ellos, y pidió con mucha fuerza dentro de él por la salud de Castor. Cuando la estrella fugas pasó, Sofía le preguntó ¿Pediste un deseo?

Tomás asintió con la cabeza y le hizo saber que lo había pedido.

¿Y qué pediste?

Tomás se acordó de lo que le dijo el abuelo indígena y le dijo a Sofía su deseo, —Pedí que Castor sanara, que corriese de nuevo junto a mí en el parque, que jugara conmigo como siempre, que acompañe a mi mamá cuando yo esté en la escuela y que siga siendo mi compañero por mucho tiempo. — Dijo Tomás.

¿Y tú que pediste Sofía? Preguntó Tomás.

—Yo le pedí a esa estrella fugas, que tu deseo se hiciera realidad, y ahora que este escuches, estoy segura de que así va a ser. — Dijo Sofía.

Al día siguiente, después del desayuno, Tomás y su mamá fueron a la Clínica a ver a Castor, cuando llegaron, le preguntaron al médico por la salud del perro.

El veterinario, muy contento, les comentó, en realidad creo que hubo un milagro, el perro mejoró bastante bien, de hecho está de pie y se ve muy bien, lo dejaremos hoy en observación y si todo va bien, mañana se lo llevan a casa.

Al día siguiente, Castor fue sacado de observación y cuando vio a Tomás, el perro brinco con alegría sobre él, lo lamió y le expreso todo su amor canino, mientras Tomás hacía lo mismo, abrazándolo y haciéndole cariños a Castor.

Ya en la casa, Tomás y Castor estaban jugando en el patio, cuando llegó Sofía, al verlos juntos, ella se llenó de emoción y pronto comenzaron a jugar los tres como lo hacían siempre. En ese momento Sofía le dijo a Tomás.

—Me alegra mucho que se haya cumplido el deseo que le pediste a la estrella fugas. — Para después salir corriendo a jugar nuevamente con Tomás y Castor.

Gracias por leerme.