En la oficina todos estábamos corriendo, salíamos de una reunión y entrabamos a la otra, debido a que había un nuevo cambio de ministro, y el nuevo gabinete, le pidió a los jefes de los departamentos los informes de gestión, la actualización y las propuestas de nuevas actividades y el balance de las partidas asignadas.

Realmente, en la oficina no había mucha preocupación, debido a que teníamos todo al día, pero lo que sí ponía al equipo a correr, es que todos los días llamaban a una reunión y en ella pedían un nuevo dato para el informe de gestión.

Yo, en esa época, era el Secretario de Comunicaciones del Gabinete Regional de Cultura; por eso, yo era el responsable de ejecutar el informe de gestión. Para mí, la realización del informe no era muy complicada, ya que las relaciones con los diferentes compañeros de las direcciones era muy buena, y la información que solicitaba me llegaba de parte de ellos, al solicitarla.

Yo normalmente hacía el informe de gestión, y después de terminarlo, me reunía con el Director General, le daba toda la explicación general, le daba algunas recomendaciones, le indicaba los puntos más importantes del informe, para que luego él fuese a la reunión con el ministro y diera todas las informaciones, y así lo habíamos hecho durante varios años.

Pero esta vez, antes de la entrega del informe, el Director General se enfermó, y lo hospitalizaron. Y en la dirección del gabinete quedó la Subdirectora Operativa. Pero a diferencia del Director General, casi nadie tenía una buena relación con la Subdirectora, ya que su cargo era político y siempre trataba de imponer las líneas de su partido en el ambiente laboral, lo que provocaba roces y molestias con el resto del personal.

—Buenos días, Rodrigo, necesito que, por favor, me pases lo que tengas hecho del informe de gestión y que además me des la mayor cantidad de información que puedas, ya que faltan tres días para la reunión con el nuevo ministro. — Me indicó la subdirectora.

—Buenos días, ya el informe de gestión está listo, está en el escritorio del Director General, y hay dos versiones, una escrita y otra en una presentación interactiva, que discrimina las estadísticas por cada parroquia y por cada área de trabajo. Además, está el papel de trabajo con todas las recomendaciones e informaciones importantes que hay que dar a conocer en la reunión, además de la actualización y el balance de la partida. —contesté.

—¿Rodrigo, en el informe están las actividades políticas, las movilizaciones, la asistencia a las marchas, las reuniones con el partido y todo lo referente al ámbito político? — preguntó la Subdirectora.

—Esa información no está, todo lo que está en el informe de gestión, es la información sobre el proceso administrativo, de ejecución de gestión y de manejo de partida. —contesté.

—Bueno, coloqué esta información que le voy a pasar. — Me indicó.

—Con gusto lo hago, pero, como esa información, no es parte del informe de gestión, voy a necesitar una orden por escrito para colocarla. —contesté.

Efectivamente, se me dio la carta con la orden de colocar la nueva información, y efectivamente lo hice, pero no la coloqué como una parte integral del informe de gestión, sino como un anexo, llamado: “Otras actividades”.

Un día antes de la entrega del informe, ese hizo una reunión del personal del gabinete, con el viceministro, que pasó por la oficina a preguntar por la salud del Director General y para ver cómo iba funcionando el gabinete.

En la reunión, que tuvo el Viceministro con el personal del gabinete, la Subdirectora, comentó, que ella estaba terminando de realizar el informe de gestión y que ya tenía todo listo para la reunión.

Todo el mundo se dio cuenta de que ella estaba buscando protagonismo y, que además, estaba asumiendo la realización de tareas que no eran suyas, debido a que ella solo se encargaba de las actividades políticas, y eso lo hacía con un grupo muy reducido de trabajadores, que ella misma había metido para apoyar su gestión.

Yo le comenté a la Subdirectora, de manera privada, que lo que había hecho, me parecía una deslealtad con el Director General y el resto del personal, que había trabajado muy duro para que toda la información estuviese al día, como parte del colectivo del Gabinete Cultural. Y su respuesta, fue mandarme a paseo de una manera muy cortés y diplomática.

El día de la reunión con el Ministro, ella me pidió a mí que fuese con ella a la reunión para apoyarla. Al decirme esto, me di cuenta de que ella simplemente desconocía todo el material que le había pasado, así que lo más seguro, es que ella tomara la palabra en la reunión, diera su informe desde el ámbito político y luego me pasará la palabra a mí, para dar el informe de gestión.

Así que lo que hice, fue hablar con el asistente del viceministro, que era muy amigo mío, y le pedí que, empezando la reunión, me llamara para salir a la parte de afuera de la reunión y así lo hizo.

Cuando regresé a la reunión, le informé a los presentes que debía retirarme, debido a que se me había presentado un grave problema nivel personal con un familiar y tenía que atenderlo inmediatamente. Todos los compañeros me dieron su apoyo moral con sus palabras, y mientras recogía mis cosas para retirarme, la Subdirectora, me dijo.

—No puedes irte, no me puedes dejar sola en el informe. —

—Debo retirarme, es un problema grave a nivel familiar, además, usted tiene el informe y el material de trabajo desde hace días. Por otro lado, como bien le dijo al viceministro, usted lo realizó y lo revisó, así que lo conoce bastante bien. Me despido y mis mejores deseos. — En ese momento, me levanté y me fui.

Así le pasé la pelota a la Subdirectora, y la dejé a su suerte, el día de la reunión con el nuevo Ministro y su equipo de trabajo.

Gracias por leerme.