Cuando vemos la baja autoestima y los pedigüeños que azotan las calles de la vida, nosotros los acostumbrados a trabajar a diario, donde agradecemos tener brazos y piernas para mantener activa las entradas y salidas de los gabinetes de la cocina.
Este párrafo es brutal, amiga mía. El caso es que otros teniendo brazos y piernas como tú prefieren no esforzarse y pedir. Pero no les culpo a ellos, sino a quienes les siguen alimentando. ❤️