Saludos y bendiciones amigos de @hiveargentina, me alegra estar una vez más por aquí, participando en su iniciativa, en donde los emigrantes son los protagonistas. Aunque no soy ni he sido emigrante, me ha tocado vivirlo desde lo lejos, aunque mi corazón siente en carne propia todo ese proceso por el que ha pasado mi princesa Orismar, mi hija mayor.
Hace muchos años la palabra migración no era algo que estuviera en nuestras vidas o por lo menos en nuestro entorno. A penas si veíamos a los chinos, árabes o turcos en las tiendas y ya. O nos conseguíamos alguno que otro extranjero caminando en la calle, con enormes bolsos en la espalda, cabellos y barbas largas y un olor muy peculiar. Era lo más cercano a tener personas de otro país a mi alrededor
Ya de unos años para acá, con la fuerte situación económica de mi país Venezuela empezó a atravesar, siendo cada día más difícil poder vivir una vida como debe ser, empezó la ola migratoria de nuestros coterráneos, ya no se hablaba de otra cosa, que los planes que cada quien hacía para alzar el vuelo.
(Imagen de Michal Jarmoluk en Pixabay)
Yo fui una de tantas, hice todas las diligencias, actualice pasaporte, apostille documentos y pare de contar, todo con un nudo en el pecho y sentimientos encontrados por dejar mi tierra, mi gente, mi trabajo y mi hogar, por eso sé medianamente lo que se siente, porque a pesar de que al último minuto, todo se echó para atrás, estuve viviendo ese proceso para un día ser emigrante.
Pero fue mi hija, la que al poco tiempo después, sin pensarlo mucho, viendo que hasta comer era un dilema de cada día, al terminar sus estudios en la secundaria, decidió irse del país. Le supliqué que no se fuera, aunque llegaría a que su papá, nunca sería igual, pues tampoco estaban viviendo holgadamente por allá, pero sí, mejor que aquí, fue mi único consuelo.
Mi hija todavía tenía 17 años de edad y se fue en un bus solita e incomunicada, fueron días de angustia, de dolor, pero de mucha fe en Dios para que todo saliera bien. Mi hija fue muy valiente, arriesgada y con el Jesús en la boca, se aventuró a viajar un poco más allá de la ciudad de Bogotá, en Colombia.
Tener un hijo lejos, al que no le puede dar un beso en la frente antes de dormir, al que no le puedes dar un abrazo cuando más lo necesitas, en donde tienes que tratar saliva, porque no tiene las mismas oportunidades para ir a un médico, en donde tienes que escuchar las atrocidades que se les ocurren a unos cuantos para darle un trabajo, no es algo que le deseo a nadie.
No le ha tocado fácil, sé que a muchos tampoco, pero la experiencia de tener a tu hija tan lejos, suplicarle que se venga, pero que aquí ella no se halla, me arruga el corazón y a la vez me mantiene pegada a Dios, agradeciéndole por el bienestar de mi bella princesa.
Mi hija está lejos, gracias a Dios que nos mantenemos en comunicación constante, el WhatsApp ha sido nuestro aliado en esta travesía, nos ha mantenido unidas en las buenas y en las malas. Hemos pasado hasta las más grandes penurias y saber a mi hija tan lejos y ver desde lo lejos que pasa y puede soportar, me hace amarla cada día más.
Mi niña es mi tesoro y ruego a Dios que por ser emigrante no me la marginen y me la traten bien, que pueda tener y aprovechar oportunidades según sus capacidades.
Por otro lado, como madre me alegro mucho cuando desde un principio que mi hija llegó a ese otro país, su semblante cambió, se veía rozagante, pudo compartir con sus otros familiares que están por allá, reencontrarse con su papá, adaptarse a otro clima, otra forma de vida.
Aunque como les dije que ha pasado por diferentes situaciones, creo que en su mayoría no tan buenas, otras han sido de su agrado porque aunque se ha regresado a probar suerte aquí en su país, ya se ha devuelto 2 veces.
Por acá les dejo una foto de la última vez que se fue. Una experiencia que aunque fue hace meses no las he compartido en mi blog, será para un día de estos, je, je, je.
Y quién sabe para cuando les cuente, que ahora mismo se encuentra en otro proceso migratorio mucho más complicado, así que se imaginarán como está el corazón de esta madre, de una hija emigrante, que no le ha tenido miedo a nada, ni a nadie. Que más me queda que apoyarla en sus decisiones y rogar a Dios porque alcance sus sueños.
Un gusto compartir mi historia con ustedes amigos, gracias por su lectura a mi blog.
Nota: Inleo no me ha dejado publicar en sus dos últimas iniciativas, espero pronto poder publicar por esa interfaz.
What it feels like to be the mother of an emigrant
Greetings and blessings friends of @hiveargentina, I am glad to be here once again, participating in your initiative, where emigrants are the protagonists. Although I am not and have not been an emigrant, I have had to live it from afar, although my heart feels in my own flesh all this process that my princess Orismar, my eldest daughter, has gone through.
Many years ago the word migration was not something that was in our lives or at least in our environment. We hardly saw Chinese, Arabs or Turks in the stores and that was it. Or we would get some foreigner walking in the street, with huge bags on his back, long hair and beards and a very peculiar smell. It was the closest thing to having people from another country around me.
A few years ago, with the strong economic situation of my country Venezuela began to go through, being every day more difficult to live a life as it should be, the migratory wave of our fellow countrymen began, and there was no longer talk of anything else, that the plans that each one made to take flight.
(Imagen de Michal Jarmoluk en Pixabay)
I was one of many, I did all the steps, updated my passport, apostille documents and stop counting, all with a knot in my chest and mixed feelings for leaving my land, my people, my work and my home, so I know how it feels, because even though at the last minute, everything was thrown back, I was living that process to one day be an emigrant.
But it was my daughter, who soon after, without thinking much about it, seeing that even eating was a daily dilemma, when she finished her studies in high school, decided to leave the country, I begged her not to leave, although I would come to believe that her father would never be the same, because they were not living comfortably over there either, but yes, better than here, was my only consolation.
My daughter was still 17 years old and she left on a bus alone and incommunicado, those were days of anguish, of pain, but of great faith in God that everything would turn out well. My daughter was very brave, risky and with Jesus in her mouth, she ventured to travel a little beyond the city of Bogota, Colombia.
Having a child far away, to whom you can not give a kiss on the forehead before going to sleep, to whom you can not give a hug when you need it most, where you have to try saliva, because he does not have the same opportunities to go to a doctor, where you have to listen to the atrocities that occur to a few to give him a job, is not something I wish to anyone.
It has not been easy for her, I know it has not been easy for many, but the experience of having your daughter so far away, begging her to come, but she is not here, makes my heart wrinkle and at the same time keeps me glued to God, thanking Him for the well being of my beautiful princess.
My daughter is far away, thank God that we keep in constant communication, WhatsApp has been our ally in this journey, it has kept us united in good times and bad. We have gone through even the greatest hardships and knowing my daughter so far away and seeing from afar what she goes through and can endure, makes me love her more every day.
My daughter is my treasure and I pray to God that because she is a migrant she will not be marginalized and that she will be treated well, that she can have and take advantage of opportunities according to her abilities.
On the other hand, as a mother I was very happy when from the beginning my daughter arrived to this other country, her countenance changed, she looked very bright, she was able to share with her other relatives who are over there, to meet her father again, to adapt to another climate, another way of life.
Although as I told you she has gone through different situations, I think most of them not so good, others have been to her liking because although she has returned to try her luck here in her country, she has already returned twice.
Here is a picture of the last time he left. An experience that although it was months ago I haven't shared in my blog, it will be for one of these days, heh, heh, heh, heh.
And who knows when I will tell you about it, right now she is in another much more complicated migratory process, so you can imagine how is the heart of this mother, of an emigrant daughter, who has not been afraid of anything, or anyone. What else is left for me to do but to support her in her decisions and pray to God that she reaches her dreams.
It is a pleasure to share my story with you friends, thank you for reading my blog.
Note: Inleo has not let me publish in his last two initiatives, I hope soon to be able to publish through this interface.
Invito a participar a las amigas @sugarelys y @evelynchacin.
Mi blog es familiar, de mi día a día, en donde puedo subir fotos de niños u otras personas de mi entorno, NO autorizo a usar mis fotografías sin mi autorización.
My blog is a family blog, of my daily life, where I can upload photos of children or other people around me, I do NOT authorize you to use my photos without my authorization.
Dispositivo | Device | Samsung Galaxy A54
Fotos editadas en: |Photos edited in | CC Express for Picsart / Canva
Separadores hechos en | Separators made in | CC Express for Samsung
Traducción con | Translation with| DeepL