En una mansión de opulencia dorada,
donde el lujo resplandece, bien guardada,
una familia ostenta su riqueza,
mas en su corazón, se esconde tristeza.
En la víspera de la noche sagrada,
discuten entre lujos, sin calma, acalorada,
en salones adornados con fulgor,
la discordia se cierne, sin resplandor.
Árboles de oro y plata relucen,
mientras en sus almas las penas inducen,
se pelean entre risas forzadas,
en la opulencia, al amor relegadas.
El patriarca, con gesto altivo,
reprende a los suyos en tono esquivo,
candelabros brillan con luz artificial,
mas la paz en sus corazones es trivial.
En la mesa de banquete y exceso,
la comida parece perder su proceso,
pues los platos son pretextos de afrentas,
y las risas, mera máscara de tormentas.
Regalos envueltos en papel de oro,
ocultan secretos, en silencio lloro,
pues bajo la fachada de alegría y risa,
se ocultan heridas en la familia precisa.
En este cuento de navidad distinto,
donde el dinero no es sinónimo de instinto,
la verdadera riqueza yace en el perdón,
en sanar las heridas del corazón.
Que la paz y la unión sean el regalo,
en la mansión de lujo, un nuevo trato,
que la familia encuentre en la Navidad,
la reconciliación, la auténtica verdad.
Este poema es original de mi propia autoría y la imagen fue realizada utilizando una plantilla de canva pro para hacer la miniatura.