El Señor Dragón, amo del fuego y del aire, había dominado la tierra por miles de años, siendo un guardián justo, cuya tarea era mantener el equilibrio entre todas las criaturas, tanto terrestres, como marinas y también las que surcaban el aire.
Pero había una especie que tenía celos del poder que ejercía el Señor Dragón, y eran los seres humanos.
Éstos se negaban a vivir en armonía con el resto de las criaturas de la tierra, y a menudo atentaban contra ellas sin necesidad alguna, sino por el simple placer de sentirse superiores.
El Señor Dragón observaba todo desde las alturas de los picos nevados, reflexionando sobre lo que debía hacer con los humanos.
Cansado de ver tanto sufrimiento causado por el hombre, juró que nunca más sería visto por ellos, quienes celebraron con fiestas y bailes la noticia.
Lo que no sabían los hombres, es que el castigo que el Señor Dragón decidió para ellos era justamente el dejarlos hacer libremente lo que quisieran, ya que las consecuencias de sus actos serían la retribución merecida que más tarde o temprano acabaría por extinguir la humanidad para que la tierra pudiera resurgir de sus cenizas con un nuevo esplendor.
The Dragon Lord, master of fire and air, had ruled the earth for thousands of years, being a just guardian whose task was to maintain the balance between all creatures, both terrestrial, marine, and those that soared through the air.
But there was one species that envied the power wielded by the Dragon Lord: humans.
They refused to live in harmony with the rest of the creatures of the earth, and often attacked them unnecessarily, merely for the simple pleasure of feeling superior.
The Dragon Lord observed everything from the heights of the snowy peaks, pondering what he should do about the humans.
Tired of seeing so much suffering caused by man, he vowed never to be seen by them again, and humans celebrated the news with feasts and dances.
What men did not know was that the punishment the Dragon Lord decided for them was precisely to let them do whatever they wanted, since the consequences of their actions would be the deserved retribution that sooner or later would lead to the extinction of humanity, allowing the earth to rise from its ashes with a new splendor.
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