Al borde de una peligrosa autopista, donde los autos se desdibujaban en franjas de colores a medida que pasaban a toda velocidad, se encuentra un pintoresco Restaurante llamado Β«πΈππππ π‘π ππβπ€ βππ§πΒ». Su letrero, un faro de comodidad, el cual se balanceaba suavemente con la brisa, crujiendo al ritmo como para advertir a los viajeros cansados y hambrientos.
El restaurante, con sus cortinas a cuadros y luces de neΓ³n, promete un respiro de los peligros de la carretera. En su interior, el aire estaba impregnado del aroma del cafΓ© reciΓ©n hecho y del tocino chisporroteante. Β«πΈππππ π‘π ππΒ», el propietario, saluda a cada cliente con una sonrisa que mΓ‘gicamente los visitantes parecΓan como sentirse en casa.
Justo afuera, un contenedor de basura hacΓa guardia, un testigo silencioso de la naturaleza transitoria de la vida en la carretera. Fue aquΓ donde un gato atigrado, encontrΓ³ refugio. Los ojos del animal son de color Γ‘mbar y observa el mundo desde su trono improvisado encima del contenedor.
Una tarde en particular, mientras el sol se hundΓa en el horizonte de siluetas naranja, proyectaba largas sombras sobre el asfalto, una familia de cuatro personas detuvo un automΓ³vil en el aparcadero del restaurant. El padre, conductor del referido vehΓculo, con lΓneas de preocupaciΓ³n marcadas profundamente en su frente, hizo entrar a su familia.
Como siempre, Amigoponc les recibiΓ³ con su calidez habitual y les guio hasta un reservado junto a la ventana. Mientras se instalaban, el niΓ±o mΓ‘s pequeΓ±o, un niΓ±o con una mata de pelo rebelde, presionΓ³ su nariz contra el cristal, mirando al gato atigrado con fascinaciΓ³n.
La madre, agradecida por el descanso, pidiΓ³ una ronda de los famosos batidos de Β«πΈππππ π‘π ππβπ€ βππ§πΒ» y, por un momento, la familia encontrΓ³ consuelo en el abrazo del restaurante, olvidando el peligro de la autopista, mientras por algo mΓ‘s de una hora descansaron de viaje que venΓa haciendo desde hace diez horas aproximadamente segΓΊn se escuchΓ³.
Afuera, la gata atigrada saltΓ³ de su posiciΓ³n, con la cola en alto mientras entraba al restaurante. Β«πΈππππ π‘π ππΒ», advirtiendo la entrada del felino, se rio entre dientes: Β«Esa es la seΓ±orita Bigotes, nuestra mascotaΒ». Los ojos del niΓ±o se iluminaron cuando el animal se dirigiΓ³ a su mesa, aceptando suaves caricias de sus pequeΓ±as manos.
En Β«πΈππππ π‘π ππβπ€ βππ§πΒ», se desarrollaron historias, vidas se cruzaron y, por un breve tiempo, el mundo exterior, con sus autos a toda velocidad y peligros inminentes, pareciΓ³ ser a un mundo distante. El dΓa de hoy, no hubo ningΓΊn accidente que lamentarβ¦
Al borde de una peligrosa autopista, donde los autos se desdibujaban en franjas de colores a medida que pasaban a toda velocidad, se encuentra un pintoresco Restaurante llamado Β«πΈππππ π‘π ππβπ€ βππ§πΒ». Su letrero, un faro de comodidad, el cual se balanceaba suavemente con la brisa, crujiendo al ritmo como para advertir a los viajeros cansados y hambrientos.
El restaurante, con sus cortinas a cuadros y luces de neΓ³n, promete un respiro de los peligros de la carretera. En su interior, el aire estaba impregnado del aroma del cafΓ© reciΓ©n hecho y del tocino chisporroteante. Β«πΈππππ π‘π ππΒ», el propietario, saluda a cada cliente con una sonrisa que mΓ‘gicamente los visitantes parecΓan como sentirse en casa.
Justo afuera, un contenedor de basura hacΓa guardia, un testigo silencioso de la naturaleza transitoria de la vida en la carretera. Fue aquΓ donde un gato atigrado, encontrΓ³ refugio. Los ojos del animal son de color Γ‘mbar y observa el mundo desde su trono improvisado encima del contenedor.
Una tarde en particular, mientras el sol se hundΓa en el horizonte de siluetas naranja, proyectaba largas sombras sobre el asfalto, una familia de cuatro personas detuvo un automΓ³vil en el aparcadero del restaurant. El padre, conductor del referido vehΓculo, con lΓneas de preocupaciΓ³n marcadas profundamente en su frente, hizo entrar a su familia.
Como siempre, Amigoponc les recibiΓ³ con su calidez habitual y les guio hasta un reservado junto a la ventana. Mientras se instalaban, el niΓ±o mΓ‘s pequeΓ±o, un niΓ±o con una mata de pelo rebelde, presionΓ³ su nariz contra el cristal, mirando al gato atigrado con fascinaciΓ³n.
La madre, agradecida por el descanso, pidiΓ³ una ronda de los famosos batidos de Β«πΈππππ π‘π ππβπ€ βππ§πΒ» y, por un momento, la familia encontrΓ³ consuelo en el abrazo del restaurante, olvidando el peligro de la autopista, mientras por algo mΓ‘s de una hora descansaron de viaje que venΓa haciendo desde hace diez horas aproximadamente segΓΊn se escuchΓ³.
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Ven y participa que aΓΊn estΓ‘s a tiempo CuΓ©ntame una historia
CampaΓ±a activa contra el uso de la IA en Hive.
CRΓDITOS:
ImΓ‘genes: I.- Dhutterstock Pro Free, II, III.- 123rf Free
TΓtulos: CoolText
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Dedicado a todos aquellos que contribuyen, dΓa a dΓa, a hacer de nuestro planeta, un mundo mejor.
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