Recuerdo cuando mi esposo y yo comenzamos a caminar hace un par de meses, había sido mucho el tiempo en cautiverio y sin actividad física, porque hasta me había retirado de mis clases de aeróbics, procurando protegerme del virus de la pandemia, desde mi punto de vista, no era poca cosa.
Los días iniciales fueron para mí terribles, a los pocos minutos de empezar a caminar, la circulación en mis piernas se activaba, se me ponían muy rojas y me producían una mezcla de ardor y picor en la piel, pero debía ser fuerte y seguir adelante, no era la primera vez que me pasaba y sabía que era el precio por mi inactividad.
Poco a poco ese malestar se me iba pasando, a los pocos días ya no me molestaba, sin embargo, aún sentía mi cuerpo como si fuera una gran roca que debía mover y era mi fuerza de voluntad la que debía hacer ese trabajo. Cada paso que daba me costaba, pero estaba clara en que la única forma de superar esa etapa, era continuar caminando.
El primer día nuestro recorrido fue de sólo 15 minutos, que fueron 20 los siguientes diez días, aproximadamente. Mi esposo parecía llevar un mejor ritmo, yo sentía que tenía que apresurar el paso para no quedarme atrás, incluso muchas veces él me tenía que esperar.
La constancia nos fue recompensando, comenzamos a caminar 30 minutos, ya había pasado más o menos un mes. Me seguía faltando el aire y mi cuerpo no se aligeraba ¡Qué pesada me siento! exclamaba, pero al menos ya resistía más tiempo.
Como dos semanas después, avanzamos a los 45 minutos, no lo podía creer, ya sentía menos cansancio, aunque todavía mi cuerpo se resistía un poco; sin embargo, esta semana, ya dos meses después de haber iniciado nuestras caminatas, por primera vez estoy me sintiendo más ligera y mucho menos cansada, tanto así que los dos últimos días hemos superado los 50 minutos y los 3 Km de recorrido... Eso me hace tan feliz. Al principio, ir a caminar significaba para mí un sacrificio necesario, ahora lo disfruto.
Nuestro recorrido de hoy en la aplicación Adidas (5-11-2021)
Durante ese tiempo mi esposo y yo vamos compartiendo amenas charlas, incluso hacemos planes y construimos sueños, sin duda su compañía hace más grato el camino.
Por otro lado el aire fresco y ver el sitio lleno de niños practicando diversos deportes, me llena de energía positiva y me hace pensar en que nuestro país tiene la esperanza de un futuro distinto, de un futuro mejor... eso es tan alentador.
Hoy, luego que habíamos terminado de caminar, comenzó a llover, la mayoría de las personas nos refugiamos en la cancha techada y en sus gradas, aunque con la brisa igual se mojaba todo el sitio.
Me impresionó que unos niños que estaban en medio de un partido de fútbol, continuaron con su juego, aún bajo la lluvia. Los admiraba, a la vez que pensaba en lo mucho que debemos cuidar en estos días nuestra salud.
Como todo en la vida, para cualquier cosa que emprendamos es necesaria una fuerte dosis de fuerza de voluntad, mucha constancia, sacrificio, creer en nosotros mismos, pensar que sí podemos, enfocarnos en nuestros objetivos y seguir adelante a pesar de todo y de todos. Normalmente las cosas fáciles no tienen mérito, la mayor parte de nuestros logros más valiosos han requerido de nuestro esfuerzo y eso precisamente les da valor para nosotros. Si nos rendimos, no podremos ver lo que hay al final del camino.
La vida desde el agradecimiento, es una vida llena de bendiciones.
Gracias a todos ustedes por tanto...
Las fotografías mostradas son de mi propiedad.
Emojis hechos con Bitmoji.
Separador elaborado en PowerPoint.