Imagen creada con Bing
Ese día quise recorrer entero el camino al lago, pero en el atardecer. Quería mostrarle a ella, mi Sara, lo hermoso que era uno de esos con la persona amada. Le tenía una gran sorpresa para ese momento y esperaba ansioso que le gustara de verdad.
Sara molesta. Bing
Recuerdo que la pasé buscando por su cabaña como a las cuatro de la tarde. Pero cuando llegué a su habitación, la cara de amargura que tenía no era normal. Sí, sabía que no quería ir, pero debía hacerla experimentar cosas diferentes y estaba seguro de que no me equivocaba.
Sin importar los pataleos, la tomé del brazo y la llevé hacia el lago. En el camino, ella rezongaba como una vaca, me decía cosas molestas. No le hice caso a ninguna de ellas.
El atardecer. Bing
La luz todavía retumbaba en cada uno de los parajes. La senté en todo el frente del horizonte, dando la cara a la puesta de sol. Solo con esa vista, el rostro de Sara cambió. Un milagro de la naturaleza.
Eran las cinco y media cuando el sol empezó a esconderse. Observé todo y sabía lo que quería hacer. Se observaban las dos montañas, la gaviota sobrevolando por el lago, el naranja del sol desapareciendo. Toda una visión.
―Cierra los ojos, Sara ―le dije, muy cerca de su cara.
Sara me miró algo sorprendida, curiosa y divertida. Esa combinación siempre me ha fascinado. Le tomé el rostro con mis manos y le tapé los ojos. Un pequeño beso fue a parar en su respingona y morena nariz. Rió, por fin, en ese momento. La levanté, ella aceptó y se dejó guiar.
mirando el amanecer. Bing
Cuando estuvimos a la orilla del lago, me coloqué detrás de ella, le besé el cuello, le acaricié la espalda. Sentí como ella se empezaba a agitar, todo su cuerpo lo demostraba, su respiración también se agitaba. Aun así, no puso reparo a mis atenciones. Ya era mía.
―Abre los ojos, preciosa ―pedí, con un susurro en el oído.
Abrazados en el amanecer
Ella respondió con un suspiro muy sonoro, abriendo los ojos. La imagen que vieron sus ojos fue fantástica. Estar exactamente de pie en donde estaba, simulaba como si se encontrara sobre el lago, como si estuviera en medio de la inmensidad. Los rayos caían sobre ella, sobre la gaviota, jugaban con el agua y formaban múltiples arcoíris a lo largo del lago.
Me sorprendió cuando vi una lágrima brotar de sus pupilas. Jamás se había mostrado ante mí tan vulnerable.
Lo tomé entre mis brazos, la abracé fuertemente. Me correspondió como nunca antes, sus manos se posaron sobre mis brazos y me acariciaba tan delicadamente, tan sutil, pero a la vez tan intenso, que mi cuerpo no lo pudo pasar desapercibido.
Image created with bing
That day I wanted to walk all the way to the lake, but at sunset. I wanted to show her, my Sara, how beautiful one of those was with the loved one. I had a big surprise for her for that moment, and I was anxiously waiting for her to really like it.
Sara annoying. Bing
Not only that, but I remember I passed her looking around her cabin at about four o'clock in the afternoon. But when I got to her room, the look of bitterness on her face was not normal. Yes, I knew she didn't want to go, but I had to make her experience different things and I was sure I wasn't wrong.
Regardless of the kicking, I took her by the arm and led her towards the lake. On the way, she grumbled like a cow, saying annoying things to me. I paid no attention to any of them.
The sunset. Bing
The light was still booming in every single spot. I sat her all the way in front of the horizon, facing the setting sun. With that view alone, Sara's face changed. A miracle of nature.
It was half past five when the sun began to set. I watched everything and I knew what I wanted to do. There were the two mountains, the seagull flying over the lake, the orange of the sun disappearing. Quite a vision.
―Close your eyes, Sara ―I said, very close to her face.
Sara looked at me somewhat surprised, curious and amused. That combination has always fascinated me. I cupped her face with my hands and covered her eyes. A small kiss landed on his upturned, brown nose. She laughed, finally, at that moment. I lifted her up, she agreed and let me guide her.
Watching the sunset. Bing
When we were at the edge of the lake, I stood behind her, kissed her neck, caressed her back. I felt her start to stir, her whole body showed it, her breathing became agitated as well. Still, she made no qualms about my attentions. She was already mine.
―Open your eyes, beautiful ―I asked, whispering in her ear.
Hugged. Bing
She responded with a loud sigh, opening her eyes. The image her eyes saw was fantastic. Standing exactly where she was, it simulated as if she were standing on the lake, as if she were in the middle of the immensity. The rays were falling on her, on the seagull, playing with the water and forming multiple rainbows along the lake.
I was surprised when I saw a tear flowing from her pupils. She had never shown herself to me so vulnerable.
I took her in my arms, hugged her tightly. She reciprocated as never before, her hands rested on my arms and caressed me so delicately, so subtle, but at the same time so intense, that my body could not miss it.
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Traducción con DeepL y Traductor de Google / Translation with Depl and Google Translator
Dayana Rosas S.G.