Hola, querido hiver.
En esta última semana de febrero mis reflexiones estoicas han girado en torno al cultivo de la indiferencia. Lo que se persigue con estos ejercicios es reconocer cuántos de nuestros deseos están supeditados a circunstancias que no podemos controlar y lo absurdo que resulta entregar nuestra supuesta felicidad a la suerte o voluntad ajenos.
Hay que ver lo que nos gusta a los humanos perseguir imposibles en lugar de agradecer lo que ya poseemos. Solo es cuestión de mirar con ojos distintos lo que nos rodea. ¿Acaso no es felicidad gozar de la compañía de quienes amamos? ¿Ver la luz cada mañana al despertar? ¿Tener una cama en la que reposar nuestros cansados cuerpos por la noche? ¿Comer a diario, no una sino varias veces? Si recuerdas en esos instantes a las personas que no gozan de la misma suerte que tú puedes sentirte afortunado con pequeñas cosas a tu alcance.
Del mismo modo puedes amargarte la existencia acordándote de lo que perdiste o de lo que nunca tuviste. ¡Qué más da! A veces te empeñas en soñar despierta con ese capricho que comprar y que suele terminar guardado en un cajón hasta salir por la puerta en una futura limpieza, cansado de esperar a que lo uses. La cuestión es satisfacer falsas necesidades que la sociedad impone y con las que jamás nos daremos por satisfechos.
La indiferencia entendida como desapego a lo material y a lo inmaterial es una habilidad que hay que entrenar. Supone un gran poder que nos evita sufrimiento innecesario. Hago hincapié en esa última palabra, pues el dolor será inevitable que llegue a nuestra vida, igual que los momentos de alegría y felicidad. Entre ambos extremos reconoceremos numerosos matices a experimentar y vivir. Lo sabio, según los filósofos estoicos, es vivirlos y dejarlos ir.
Hasta la próxima publicación. Mientras tanto, ¡cuídate!
Herramientas: Cámara iPhone 13 Pro, editor de fotos Mac.
Si te gusta lo que publico, únete a mi Fanbase pinchando aquí
©️Copyright 2024 Paloma Peña Pérez. Todos los derechos reservados.
Hi, dear hiver.
In this last week of February my stoic reflections have revolved around the cultivation of indifference. The point of these exercises is to recognise how many of our desires are subject to circumstances beyond our control, and how absurd it is to surrender our supposed happiness to the fate or will of others.
We humans love to chase after the impossible instead of being grateful for what we already have. It is just a matter of looking at what surrounds us with different eyes. Is it not happiness to enjoy the company of those we love? To see the light every morning when we wake up? To have a bed in which to rest our tired bodies at night? To eat daily, not once but several times? If you remember in those moments the people who are not as fortunate as you are, you can feel fortunate with little things within your reach.
In the same way you can embitter your existence by remembering what you lost or what you never had. What difference does it make? Sometimes you insist on daydreaming about that whim to buy that usually ends up in a drawer until it goes out the door in a future cleaning, tired of waiting for you to use it. The point is to satisfy false needs that society imposes and with which we will never be satisfied.
Indifference understood as detachment from the material and the immaterial is a skill that needs to be trained. It is a great power that saves us from unnecessary suffering. I emphasise that last word, because pain will inevitably come into our lives, as will moments of joy and happiness. Between the two extremes we will recognise many nuances to experience and live. The wise thing, according to the Stoic philosophers, is to live them and let them go.
See you next time. In the meantime, take care!
Tools: iPhone 13 Pro camera, Mac photo editor.
Translated with DeepL
If you like my content, join my Fanbase clicking here
©️Copyright 2024 Paloma Peña Pérez. All rights reserved.